Este mes se han presentado los Trabajos Fin de Curso
de la Escuela de Turismo EUSA-Universidad de Sevilla, y entre ellos, uno sobre
las rutas turísticas ecuestres de Andalucía.
Son ya unas cuantas las iniciativas que se han
puesto en marcha en este sentido, y no faltan argumentos al respecto, pero no
terminan de consolidarse, aún siendo tremendamente atractivas.
Por otro lado, mi amigo Paco Benítez, diserta en sus
habituales columnas, sobre la idoneidad de que las federaciones deportivas se inmiscuyan
en el futuro Plan de Turismo Ecuestre, aludiendo al indudable sentido deportivo
que deben tener las mismas.
Es necesario hacer una reflexión al respecto,
diferenciando lo deportivo, de lo lúdico y encontrando parcelas transversales
en las que, por activa o por pasiva, el caballo encuentra su protagonismo
turístico.
En primer lugar, el mundo del caballo arrastra una
gran cantidad de recursos propios que los hace inconfundibles y diferenciadores.
El caballo “engancha”, gusta y contiene grandes dosis de atracción por el
carácter humano y natural que tiene la relación entre el hombre y el animal. Un
ejemplo claro que nos lleva a las bases naturales de esta relación, son los
beneficios que el caballo tiene para la mejora de los comportamientos en los
discapacitados.
Más allá de este ejemplo, el caballo ha estado
presente en todas las civilizaciones y culturas, y hoy permanece en el mundo
actual y moderno sobre dos grandes bloques: El deportivo, a través de sus
distintas disciplinas ecuestres (incluyendo las
Carreras de Caballos), y el lúdico, en donde el paseo, manifestaciones
populares, ferias y fiestas religiosas, tienen un protagonismo principal.
Así pues, el mundo del caballo es atractivo, para
propios y para extraños. El caballo es cultura e identidad, y en el caso de
Andalucía es fortaleza y oportunidad (en el sentido estricto de las
estrategias).
Si nos centramos en el Turismo Ecuestre, estamos
hablando de ciertas actividades en torno al mundo del caballo, que se realizan
específicamente para atraer un turismo que hará uso de esos recursos ecuestres
puestos a su disposición. Concretamente podemos identificar excursiones, rutas
y caminos específicos de interés, visitas a ganaderías y yeguadas, alojamiento
en “posadas ecuestres”,… son actividades que se realizan en cualquier momento y
que se organizan ex profeso, acudiendo en más o menos medida a otros recursos
netamente turísticos.
Pero quizás el elemento que hoy arrastra más turismo
se centra en un elemento que es común: El
evento.
Hablamos de evento, cuando se organiza un acto que
concentra a personas en torno a unas actividades. Indudablemente el evento lleva
aparejada unas connotaciones turísticas centradas en los recursos y
consecuentemente, unos impactos económicos.
En esto, somos conscientes los que trabajamos
directamente en las operaciones turísticas, y desde siempre se ha identificado
que la mejor inversión en un destino turístico es la que se realiza en la
organización de eventos diversos y de cualquier índole que no solo atraiga
turistas, sino que además sirva de reclamo.
Un claro ejemplo de evento ecuestre puede ser el
SICAB, en donde el Caballo de Pura Raza Española (PRE) asume el protagonismo
durante una semana, suponiendo unos impactos económicos derivados del turismo
de gran relevancia para la ciudad, en incluso provincia, de Sevilla.
No vamos a un destino turístico y de paso vemos un
evento ecuestre. Vamos a un evento ecuestre y de paso hacemos turismo.
Otro ejemplo lo encontramos en el futuro “Costa del
Sol Equestrian Tour”, en Mijas, Málaga. Una competición ecuestre internacional
de saltos de obstáculos, que albergará un relevante número de participantes en
torno a dos ciclos de un mes de duración cada uno. Junto a ello, y en paralelo, la Costa del
Sol como destino turístico. Ambos, se complementan: el primero porque utiliza
la Costa del Sol como argumento de venta de la competición; el segundo porque
aprovecha la sinergias e impactos indirectos del evento para potenciar,
promocionar y desestacionalizar el destino.
Este evento va a suponer un gran movimiento de personas
del entorno ecuestre (potenciales turistas), en meses que no son especialmente
relevantes en materia turística, como son los meses de noviembre o de febrero,
contribuyendo, junto a otros eventos deportivos como el golf, a la
desestacionalización turística de la Costa del Sol.
Los impactos económicos derivados de un evento son diversos,
con factores multiplicadores basados en el número de personas y en la duración
del evento.
Identificamos unos impactos directos, derivados del
propio evento: Contratación de personal, presupuestos de inversiones, obras, organización,
manutenciones, auxiliares, inscripciones y premios,… También se identifican
unos impactos directos derivados del movimiento de personas y equipos: Gasto de
desplazamientos (Ave, Avión, Gasolina, Coche alquiler,…), Transporte de
animales, Alojamiento, Restauración,… y por último se identifican unos impactos
indirectos derivados de la actividad turística y lúdica: Visitas culturales en
el radio de 1,5 horas, parques temáticos,… sin olvidar los impactos indirectos
de pequeña relevancia derivado de la vida cotidiana: taxis, autobuses, gastos
corrientes,…
Así pues, evento y turismo van unidos sobre un
relevante impacto económico en el destino.
En un ámbito más amplio, la profusión de una marca
se traduce en el protagonismo que adquieran los diversos elementos y eventos
que se produzcan. Por ejemplo, la pérdida de España en el mundial, provoca
pérdidas insospechadas de un posible potencial publicitario en materia de
turismo sobre el destino España.
De este modo, una parte importante de las estrategias
para la gestión del turismo debe encontrarse en los grandes eventos deportivos,
que no solo contribuyen a nivel local al desarrollo turístico, sino que juega
un papel importante en la promoción de los destinos.
Y viceversa, una parte importante de las estrategias
para la gestión de los eventos deportivos debe encontrarse en los grandes
recursos turísticos, que no solo contribuyen como reclamo complementario, sino
que juega un papel importante en el éxito global del evento.