Desde la Asociación Sevillana de Empresas Turísticas (ASET), a la cual pertenecemos como consultoría especializada además en turismo, se ha realizado un llamamiento para reivindicar el protagonismo que se merece el mundo del flamenco.
Los últimos “Aperitivos Abades”, evento de encuentro e intercambio de opiniones de profesionales del sector, estuvo dedicado al flamenco.
Pudimos contar con una mesa muy enriquecedora: Kurt Grostch, director del Museo del Baile Flamenco; Francisco Rodríguez, gerente del Tablao El Arenal; Asunción Demartos, presidenta de la Asociación de Artistas Flamencos; y Francisco Molina, consejero delegado de Molina Moda Flamenca.
Especialmente sacamos unas conclusiones muy interesantes y que están pidiendo a voces “actuar” (y no precisamente en un tablao).
Lo primero es que Sevilla y su provincia, son cuna de arte y flamenco, y lo seguirá siendo durante mucho tiempo, porque lo llevamos en la sangre.
Que ese arte, que se desborda en peñas, festivales, tablaos y hasta en la misma calle, debe gestionarse y darle un poco de unión y organización para conseguir minimizar los innumerables problemas con los que cuenta.
El flamenco en Sevilla no se está utilizando idóneamente, y si bien tiene un carácter muy transversal, y llega a ser un tópico del turismo, en los últimos años se ha abandonado a la suerte de los empresarios de tablaos, perdiendo la oportunidad de presentarlo como un atractivo de una profunda fortaleza del turismo de nuestra provincia.
Si seguimos vendiendo toritos, flamencas y castañuelas en las tiendas de souvenir, es porque el producto lo vale. Lo peor es que vendemos lo menos atractivo. Hay mucho más y mucho mejor detrás del mundo del flamenco. Lo sabemos, pero desconocemos como ponerlo en valor.
Rutas de flamenco (como la Ruta del Flamenco por Triana), Festivales, como los de Utrera, Arahal o Marchena,…eventos tras eventos que buscan un hueco para el turismo. ¿Nadie se ha dado cuenta que las ferias de los pueblos duran entre 3 y 7 días? ¿Nadie se da cuenta todo lo que se puede ofrecer en el antes y el después de una feria?
Como dice mi nueva amiga Carmen Sánchez, editora de la “Revista La Flamenca”, en su web: “Sevilla tiene todos los elementos necesarios para ofrecer un paquete turístico atractivo para fomentar el incremento del turismo”.
Pero aquí hay mucha gente: Empresarios de moda flamenca, como Francisco Molina, artistas, como Asunción Demartos, empresarios de tablaos, como Francisco Rodríguez, empresarios de eventos, hay innumerables peñas flamencas, se hacen festivales, conciertos, eventos,… pero desgraciadamente, nadie coordina, nadie gestiona,…y entre todos estos los “pobrecitos” de los organismos públicos, que con dinero intentan hilar algo para darle sentido al atractivo, sin encontrar la potente respuesta del sector.
No sé mucho de flamenco, pero lo que si sé es que el sector empresarial del flamenco necesita una estrategia, necesita hacer un diagnostico potente que nos diga que es lo que hay, que es lo que se ha hecho hasta ahora. Necesitan saber qué es lo que se ha hecho mal, necesitan saber cuáles son sus debilidades y sus fortalezas, y con todo ello, plantear una hoja de ruta, un Plan de Acción coordinado a corto, medio y largo plazo, en donde estén todos y que permita poner al turismo sevillano en las cotas de fama y calidad que ya tiene
Y no, no son los organismos los que tienen que empezar, ellos son medios, es el propio sector que debe buscar la unión y organización.
Ya desde la Aset, a través de su director gerente, Rafael Domínguez, se ofreció la asociación para que desde ella se cuajara un grupo de Flamenco, llamémosle Flamenco Turístico, con el cual se pudiera trabajar en direccionar una estrategia que permitiera conocer las amenazas y debilidades, así como las fortalezas y oportunidades de un grupo, un arte o lo que sea esto del flamenco “que no se puede explicar”.
Como no se puede explicar el pequeño pero grandioso espectáculo con el que dimos colofón a los “Aperitivos Abades” gracias a nuestro asociado “Sevillana de Eventos”, ejemplo de “querer” y una apuesta empresarial para demostrar que el flamenco es también turismo, pero del bueno.
