lunes, 16 de julio de 2012

MALAGA, MAS QUE UNA CIUDAD. UNA ESTRATEGIA

Paseaba por el nuevo atractivo de la ciudad, el Muelle Uno, y hacía un nuevo descubrimiento de Málaga. Como si en el mar estuviera, tenía una nueva perspectiva que solo los asiduos al puerto y los paseantes de la Farola habían podido disfrutar hasta ahora.
Con el Muelle Uno, la ciudad no solo se abre hacia su puerto, sino que volvemos a ver una Málaga que evoluciona.
La capital de Málaga sigue creciendo en su modelo de ciudad turística. A nadie le pasa por alto el gran cambio que ha experimentado la ciudad en los últimos 15 años.
Todavía recuerdo aquellos años, mediados de los 90´, cuando a la ciudad le costaba asumir el tirón turístico de la costa, y se enfrentaba a una ciudad tosca y de espaldas al principal sector económico de la provincia, el turismo.
La economía local recurría poco al sector turístico, y aún siendo una ciudad cosmopolita, los escasos recursos eran  residuos del avanzado turismo de la costa.  Recuerdo que contábamos con una escasa planta hotelera, abanderada por el entonces Málaga Palacio y por el Parador de Gibralfaro, además de los clásicos hoteles de 3 estrellas. Nada que ver comparado con la gran cantidad de plazas hoteleras que se han creado en los últimos años, y que participan activamente en el desarrollo turístico de la ciudad.
En principio, estimo que estos cambios han tenido tres componentes principales:
  1. La preparación de una infraestructuras y adecentamiento de la ciudad que ha cambiado su fisionomía:
    1. Rehabilitando calles y peatonalizándolas, haciéndolas más vivas y cómodas para el paseo y disfrute de todos.
    2. Haciendo uso de componentes de mobiliario urbano y jardinería, de gusto exquisito, de identidad propia con la ciudad y su clima.
    3. Facilitando la rehabilitación de inmuebles, especialmente en el centro histórico.
    4. Dotando de una infraestructura de aparcamientos, facilitando estancia y visita.
  2. La participación de empresas turísticas en el desarrollo turístico de la ciudad, a través de sus hoteles (principales vendedores de la ciudad), de su oferta gastronómica (rica y variada) y de la oferta comercial. 
  3. Creando atractivos productos basados en la cultura,  a través de sus museos (Picasso y Thissen, como ejemplos) y de la puesta en valor de alguna de sus ruinas (Teatro Romano, Alcazaba,…).
A esto, la ciudad ha crecido en grandes infraestructuras, como la ampliación del Aeropuerto, el Tren de Alta Velocidad, o la puesta en marcha de las autovías de conexión entre Las Pedrizas y la Costa, y la Autopista AP-7, vital para el desarrollo de la Costa y de Málaga.

Parece todo orquestado y planificado estratégicamente, donde todos han participado de este cambio, fueran de donde fuesen, desde Ayuntamiento, Junta de Andalucía y Gobierno central, todo tan difícil de hilvanar como de hacer realidad.
Pero a Málaga le queda un tirón. Y digo que le queda un tirón porque hay muchas cosas por descubrir o poner en valor. El entorno, la playa, sus barrios, los montes,…

Recuerdo la impresión que tuve cuando subí por primera vez a los montes de Málaga y si la vista desde Gibralfaro era espectacular, no lo es menos la que más me enamoró de Málaga, la de sus montes. Y es que, cuando estás tan acostumbrado a algo, cuesta trabajo descubrir su verdadero valor, ya sea natural, cultural o turístico.  Playa y montaña, tan cerca y tan poco valorado.
Hay asignaturas pendientes, que estoy seguro que se están trabajando y que tendrán resultados en breve, como los carriles de bicicletas, el arreglo de paseos marítimos, o el caos circulatorio provocado por obras varias, en donde tendremos que asumirlas en pro de un desarrollo futuro.
Y es que Málaga sigue atrayendo, porque evoluciona, cambia y crece, y eso la hace fuerte como Destino Turístico. Un ejemplo de Gestión del Destino con resultados que están a la vista.

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